La Acrópolis de Atenas, símbolo eterno de la civilización griega, ha sido testigo de siglos de historia, cultura y transformación. Pero, ¿Cuándo se fundó la Acrópolis? Aunque su origen se remonta a tiempos prehistóricos, fue en el siglo V a.C., durante la época de Pericles, cuando alcanzó su esplendor. Este artículo explora su evolución, arquitectura y el legado que ha dejado en el mundo.
Tabla de Contenidos
Orígenes prehistóricos: de fortaleza a santuario
Asentamientos micénicos y fortificación temprana
Los primeros rastros de presencia humana en la colina de la Acrópolis se remontan al Neolítico, hacia el 4000 a.C., cuando pequeños grupos comenzaron a habitar la zona debido a su posición elevada y naturalmente defensiva. Sin embargo, fue durante el periodo micénico (1600-1100 a.C.) cuando la colina adquirió una relevancia mayor, tanto estratégica como política. La civilización micénica, reconocida por su carácter guerrero y su organización palaciega, comprendió de inmediato la ventaja de ocupar este promontorio rocoso que dominaba el territorio circundante.
En esta etapa, la Acrópolis se convirtió en una fortaleza amurallada, protegida por murallas ciclópeas que todavía pueden observarse en algunos tramos. Estas defensas se construyeron con enormes bloques de piedra, ensamblados sin mortero, una técnica típica de los micénicos. El recinto no solo ofrecía seguridad a los gobernantes y a su séquito, sino que también funcionaba como refugio en tiempos de conflicto para la población de los alrededores. La posición elevada garantizaba un control visual sobre el Ática, lo que permitía anticipar movimientos enemigos y reforzar la imagen de poder de la élite micénica.
En el interior de esta fortificación se alzaba probablemente un megarón, es decir, una gran sala rectangular con un hogar central y un trono, símbolo del poder político y religioso del gobernante. Este edificio habría sido el núcleo administrativo y ceremonial de la comunidad, reflejando la estrecha relación entre autoridad militar y espiritual que caracterizó a la civilización micénica. Así, la Acrópolis en este periodo no era aún un santuario religioso, sino más bien el centro de un poder político y defensivo, concebido para proteger y ejercer dominio.

Transición a centro religioso
Con el declive del mundo micénico hacia el 1100 a.C., provocado por invasiones, crisis internas y la llegada de nuevos grupos poblacionales, la Acrópolis perdió parte de su función estrictamente militar. Sin embargo, no desapareció su relevancia, sino que comenzó un lento proceso de transformación que culminaría en su consolidación como espacio sagrado.
Hacia el siglo VII a.C., la colina empezó a orientarse hacia lo religioso, en consonancia con el auge de la polis ateniense. Fue en este contexto cuando la Acrópolis pasó a estar consagrada a Atenea, la diosa protectora de la ciudad, símbolo de sabiduría, estrategia y justicia. La relación entre Atenas y su diosa patrona no fue casual, sino que respondió a la necesidad de dotar a la comunidad de un mito unificador que fortaleciera la identidad cívica y política de la polis.
Durante este periodo, se erigieron los primeros templos dedicados a la divinidad. Entre ellos destacó el Templo de Atenea Polias, que ocupaba un lugar central en la colina y fue concebido como guardián de los símbolos sagrados de la ciudad, como la mítica égida de la diosa o la antigua estatua de madera de Atenea. Estos primeros edificios, aunque más modestos que las monumentales construcciones posteriores, marcaron el inicio de la Acrópolis como santuario religioso. (Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas)
La transición de fortaleza a lugar de culto no significó un abandono completo de la función defensiva, ya que la ubicación de la colina seguía proporcionando ventajas estratégicas. Sin embargo, el énfasis pasó a estar en su dimensión espiritual y ceremonial. La Acrópolis se convirtió así en un espacio donde lo divino se unía a lo cívico, consolidando la imagen de Atenas como ciudad protegida por su diosa y como núcleo de una cultura que comenzaba a proyectarse más allá de sus fronteras.
Edad de Oro: la construcción monumental
El impulso de Pericles
La transformación definitiva de la Acrópolis llegó en el siglo V a.C., en pleno apogeo de la llamada Edad de Oro de Atenas. El gran artífice de este proceso fue Pericles, estadista y estratega que supo convertir la reconstrucción del recinto en un proyecto no solo arquitectónico, sino también político y cultural. Tras la devastación sufrida por los templos a causa de la invasión persa del 480 a.C., la ciudad se encontraba en un proceso de recuperación moral y material. Pericles comprendió que la reconstrucción de la Acrópolis debía ser más que un acto de reparación: tenía que convertirse en una afirmación del poderío ateniense y de su papel como líder del mundo griego.
El programa de obras impulsado por Pericles no fue un simple proyecto arquitectónico, sino una auténtica campaña de propaganda cultural. Atenas, que se consolidaba como centro político y militar de la Liga de Delos, buscaba legitimar su liderazgo mediante la grandeza de sus templos y esculturas. Para ello, Pericles encomendó a Fidias, el célebre escultor, la supervisión artística general. Bajo su guía, arquitectos y artesanos de gran prestigio emprendieron la creación de un conjunto monumental que marcaría para siempre la identidad de la ciudad y que hoy constituye uno de los legados más admirados de la humanidad.
Principales construcciones
El Partenón
El Partenón, erigido entre los años 447 y 438 a.C., fue concebido como el corazón simbólico de la Acrópolis. Este templo dórico dedicado a Atenea no solo destacaba por sus dimensiones y perfección arquitectónica, sino también por la riqueza escultórica que lo adornaba. Cada detalle del edificio reflejaba la habilidad técnica y el refinamiento estético de los atenienses. Sus frisos narraban episodios mitológicos y celebraban la grandeza de la polis, mientras que en su interior se encontraba la majestuosa estatua crisoelefantina de Atenea Partenos, realizada por Fidias, que impresionaba por su tamaño y esplendor.
Más allá de su valor religioso, el Partenón simbolizaba la victoria de la civilización griega frente a los persas y el triunfo de la democracia ateniense. Con el tiempo, se convirtió en el edificio más emblemático de la arquitectura clásica y en un referente universal de armonía y belleza.
Los Propileos: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
Diseñados por el arquitecto Mnesicles, los Propileos constituyeron la monumental entrada a la Acrópolis. Su construcción comenzó en 437 a.C. y, aunque nunca se completó del todo, ofrecía una imponente bienvenida a quienes ascendían a la colina sagrada. Esta entrada no era simplemente un pasaje funcional, sino un espacio arquitectónico cargado de simbolismo, donde la transición del mundo exterior al recinto sagrado adquiría un carácter solemne.
El diseño de los Propileos combinaba la grandeza de la arquitectura dórica con elementos jónicos, anticipando la mezcla de estilos que caracterizaría otras construcciones posteriores. Su escala monumental transmitía la idea de que el visitante estaba ingresando a un lugar extraordinario, donde la presencia de los dioses se hacía tangible.
El Erecteión
Uno de los templos más singulares de la Acrópolis fue el Erecteión, construido entre 421 y 406 a.C. Este edificio, dedicado a Atenea y Poseidón, reflejaba una arquitectura asimétrica, en contraste con la estricta simetría del Partenón. Su particular diseño respondía a la necesidad de respetar el terreno irregular y los antiguos lugares sagrados que albergaba.

El Erecteión es especialmente célebre por su Pórtico de las Cariátides, donde seis esculturas femeninas sostienen con gracia las columnas del techo. Estas figuras, que combinan función estructural con refinamiento artístico, se han convertido en uno de los símbolos más reconocibles de la Acrópolis. El templo evocaba tanto la mitología fundacional de Atenas como el sincretismo religioso de la época, al integrar diferentes cultos en un mismo espacio.
El Templo de Atenea Niké: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
El Templo de Atenea Niké, levantado hacia el 427 a.C., fue una de las construcciones más pequeñas de la Acrópolis, pero no por ello menos significativa. Este templo jónico, ubicado en una posición estratégica junto a la entrada, celebraba las victorias militares de Atenas, en especial frente a los persas. Su tamaño reducido contrastaba con la monumentalidad del Partenón, pero su elegancia y proporción lo convirtieron en una auténtica joya arquitectónica.
El friso del templo narraba escenas de batallas y procesiones, mientras que la estatua de la diosa se representaba como Atenea Aptera (sin alas), para simbolizar que nunca abandonaría la ciudad. Así, este templo se erigía como un recordatorio constante de la protección divina y del poder militar que respaldaba a la polis en su auge imperial. (Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas)
La Edad de Oro bajo Pericles no solo consolidó la Acrópolis como un conjunto arquitectónico sin precedentes, sino que convirtió a Atenas en el epicentro cultural del mundo antiguo. Cada edificio, con su función y simbolismo, reflejaba la unión entre religión, arte y política, proyectando una imagen de poder que aún hoy resuena en la historia universal.
Transformaciones a lo largo de los siglos
Período helenístico y romano: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
Tras la pérdida de la supremacía política y militar de Atenas en el escenario griego, la Acrópolis no quedó relegada al olvido. Muy por el contrario, su prestigio religioso y cultural se mantuvo vigente, convirtiéndose en un punto de referencia para generaciones posteriores. Durante el período helenístico, la ciudad fue testigo de una serie de cambios que reflejaban la influencia de un mundo griego mucho más amplio y diversificado. Las decoraciones se volvieron más complejas, con un estilo más recargado que contrastaba con la sobriedad de la época clásica. Aunque no se construyeron templos tan imponentes como los erigidos bajo Pericles, sí se añadieron monumentos y altares que reforzaban el carácter sagrado del lugar.
Con la llegada del dominio romano, Atenas se integró en un imperio mucho más vasto, pero la Acrópolis continuó siendo venerada. Lejos de arrasar con la tradición, los romanos se sintieron fascinados por la herencia cultural de Grecia y decidieron rendir homenaje a ella. Una de las intervenciones más destacadas fue la construcción del Templo de Roma y Augusto, erigido en el siglo I d.C. Esta obra reflejaba un delicado equilibrio entre el respeto a la tradición griega y la necesidad de legitimar la autoridad romana en la región. El templo, de tamaño reducido, simbolizaba la unión entre el legado clásico y el poder del nuevo imperio. (Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas)
Durante estos siglos, la Acrópolis se convirtió en un espacio de encuentro entre culturas. Atenienses, peregrinos y visitantes de todo el Mediterráneo acudían al recinto, que mantenía su estatus como santuario, aunque adaptado a los tiempos. La integración de elementos romanos no diluyó la identidad de la Acrópolis, sino que la proyectó como un lugar donde lo griego y lo romano se encontraban en armonía.
Épocas bizantina y otomana: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
Con la expansión del Imperio Bizantino, la Acrópolis experimentó un cambio profundo en su función. Los templos dedicados a los dioses paganos fueron transformados en iglesias cristianas, en un proceso que no solo alteró la estructura de los edificios, sino también su significado simbólico. El Partenón, en particular, fue convertido en una iglesia consagrada a la Virgen María, lo que permitió que el edificio continuara en uso durante siglos, aunque con importantes modificaciones en su interior. Este cambio de función evidenciaba la capacidad de la Acrópolis para reinventarse y seguir ocupando un lugar central en la vida espiritual de la ciudad.
El siguiente gran giro llegó con la ocupación otomana. Los turcos, tras conquistar Atenas, transformaron nuevamente el Partenón, esta vez en mezquita, integrando minaretes y adaptando el espacio a las prácticas religiosas islámicas. Este periodo supuso un nuevo capítulo en la larga historia de adaptaciones que había experimentado el monumento. (Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas)
Sin embargo, la etapa otomana también estuvo marcada por uno de los episodios más devastadores de la Acrópolis. En el siglo XVII, específicamente en 1687, durante un ataque veneciano en el marco de la Guerra de la Liga Santa, el Partenón —que los otomanos utilizaban como almacén de pólvora— fue alcanzado por un proyectil. La explosión resultante destruyó gran parte de la estructura, dejando al templo gravemente dañado y alterando para siempre su apariencia.
A partir de ese momento, el Partenón dejó de ser únicamente un símbolo de grandeza y se convirtió también en un testimonio de la fragilidad del patrimonio frente a los conflictos bélicos. Pese a los destrozos, la Acrópolis siguió en pie, reafirmando su carácter de monumento resiliente que, aunque golpeado por la historia, no desaparece, sino que se reinventa bajo cada nuevo régimen.
La Acrópolis en la actualidad
Hoy en día, la Acrópolis de Atenas se alza no solo como un conjunto de ruinas majestuosas, sino como un símbolo universal de la herencia cultural griega. Su valor trasciende las fronteras nacionales: es vista como un emblema del pensamiento clásico, de los ideales democráticos y de los logros arquitectónicos de la Antigüedad. Reconocida oficialmente como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, su importancia radica tanto en lo histórico como en lo simbólico.
Cada año, millones de visitantes llegan desde todos los rincones del mundo para caminar por sus senderos empedrados, observar de cerca los restos de los templos y sentir la grandeza de un espacio que alguna vez fue el corazón espiritual y político de Atenas. Este flujo constante de turismo convierte a la Acrópolis en uno de los destinos arqueológicos más visitados del planeta. Sin embargo, su apertura al público requiere un delicado equilibrio: permitir que la gente experimente su grandeza mientras se protege cada fragmento de mármol y cada piedra milenaria. (Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas)
En la actualidad, el lugar se encuentra en permanente proceso de conservación. Equipos de arqueólogos, arquitectos e ingenieros trabajan de manera continua en proyectos de restauración que buscan preservar los templos y monumentos dañados por el tiempo, la contaminación y las intervenciones pasadas. Estos esfuerzos han permitido devolver parte de la majestuosidad perdida, mostrando al público estructuras que, aunque incompletas, aún transmiten la fuerza estética y espiritual de su época dorada.
Además, la Acrópolis se ha convertido en un punto de referencia cultural en el presente. No solo es un espacio arqueológico estático, sino un símbolo vivo que inspira obras de arte, literatura y cine en todo el mundo. Su imagen aparece en billetes, libros de historia y campañas internacionales, reforzando la idea de que se trata de un patrimonio que pertenece a toda la humanidad, no únicamente a Grecia. (Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas)
Visitar la Acrópolis es más que un recorrido turístico: es un viaje al pasado que conecta al visitante con los valores universales de la belleza, la sabiduría y la resistencia cultural. La experiencia de contemplar el Partenón iluminado por la luz del atardecer, con la ciudad moderna de Atenas extendiéndose al fondo, ofrece un contraste único entre el legado antiguo y la vitalidad contemporánea.

Conclusión: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
La Acrópolis de Atenas, fundada en tiempos prehistóricos, alcanzó su esplendor en el siglo V a.C. bajo la dirección de Pericles. Desde sus humildes comienzos como fortaleza hasta convertirse en un centro religioso y cultural de renombre mundial, su historia refleja la evolución de una civilización que ha dejado una huella indeleble en la humanidad. Hoy, la Acrópolis sigue siendo un testimonio vivo de la grandeza de la antigua Grecia y su legado perdurable, un espacio donde el pasado dialoga con el presente y donde la memoria colectiva encuentra un lugar de encuentro con la eternidad.
Preguntas frecuentes: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
1. ¿Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas?
La Acrópolis tiene sus orígenes en el Neolítico, alrededor del 4000 a.C., pero su importancia creció en el periodo micénico (1600-1100 a.C.) cuando se fortificó la colina y se estableció como un asentamiento protegido.
2. ¿Quién fue el principal impulsor de la construcción de la Acrópolis?: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
El estadista Pericles fue el principal impulsor de la construcción de los monumentos de la Acrópolis en el siglo V a.C., con el arquitecto Fidias supervisando los aspectos artísticos.
3. ¿Qué monumentos destacan en la Acrópolis?: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
Los principales monumentos de la Acrópolis incluyen el Partenón, los Propileos, el Erecteión y el Templo de Atenea Niké.
4. ¿Cómo ha cambiado la Acrópolis a lo largo de los siglos?: Cuándo se fundó la Acrópolis de Atenas
La Acrópolis ha experimentado diversas transformaciones, desde su uso como fortaleza en la época micénica hasta su conversión en iglesia y mezquita en las épocas bizantina y otomana.
5. ¿Cuál es el estado actual de la Acrópolis?
Actualmente, la Acrópolis es un sitio arqueológico protegido y un importante destino turístico, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987.
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