Internet y educación: 7 formas en que la tecnología transforma el aprendizaje

Internet y educación

El vínculo entre Internet y educación ha revolucionado la manera en que se enseña y se aprende en todo el mundo. Desde la aparición de plataformas de enseñanza virtual hasta el acceso inmediato a información en tiempo real, la red ha transformado radicalmente la experiencia educativa. Pero ¿Qué implica realmente esta transformación? ¿Está el sistema preparado para estos cambios? En este artículo te lo contamos con profundidad, datos y una mirada crítica.

La evolución histórica de Internet en la educación

De la tiza al WiFi: Internet y educación

El trayecto educativo ha sido testigo de un cambio radical desde las tradicionales pizarras de tiza hasta las actuales aulas virtuales conectadas a redes WiFi. Esta evolución comenzó en los años 90, una década clave en la transformación del sistema educativo. En ese entonces, el acceso a Internet aún era considerado un lujo en muchas instituciones educativas. Se trataba de conexiones lentas y costosas, frecuentemente limitadas a universidades y centros de investigación, que apenas comenzaban a explorar las posibilidades del ciberespacio para fines pedagógicos.

A pesar de estas limitaciones técnicas, algunas universidades pioneras como el MIT o Stanford ya experimentaban con contenidos en línea y repositorios digitales. Al principio, el uso de Internet se enfocaba en tareas básicas como el envío de correos electrónicos, la búsqueda en bases de datos científicas y la descarga de documentos. Sin embargo, estas pequeñas ventanas al mundo virtual sentaron las bases para la revolución educativa que se avecinaba.

Con la llegada de los primeros navegadores gráficos y la expansión progresiva de las conexiones de banda ancha, las aulas comenzaron a transformarse. Computadoras con acceso a Internet se volvieron más comunes en colegios, institutos y universidades, permitiendo que docentes y estudiantes experimentaran nuevas formas de enseñar y aprender. Las bibliotecas físicas empezaron a complementarse con buscadores en línea, y los trabajos escolares ya no dependían exclusivamente de libros de texto.

A medida que el acceso se expandía, también lo hacía la creatividad pedagógica. Se implementaron laboratorios virtuales, simuladores y recursos multimedia que enriquecieron el proceso de aprendizaje. La tiza no desapareció de inmediato, pero el WiFi y los recursos digitales comenzaron a ganar terreno de manera irreversible. Este proceso marcó el nacimiento de una nueva era: la educación digital.

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E-learning y plataformas educativas: Internet y educación

El avance de Internet en la educación dio un salto cualitativo con la aparición del e-learning, un concepto que revolucionó la forma en que se entiende el proceso de enseñanza-aprendizaje. A diferencia de las primeras etapas donde el uso de Internet era meramente complementario, el e-learning propuso un enfoque completamente distinto: aprender de manera autónoma, en línea y desde cualquier lugar del mundo.

Plataformas como Moodle emergieron a principios del siglo XXI como herramientas de gestión del aprendizaje que permitían a las instituciones organizar cursos, subir materiales, evaluar a los estudiantes y facilitar la comunicación entre docentes y alumnos. Moodle se convirtió en una solución clave para muchas universidades y colegios que buscaban digitalizar sus aulas sin renunciar a una estructura formal.

Luego vinieron Coursera, edX y Khan Academy, verdaderos gigantes del aprendizaje digital que ofrecieron un acceso sin precedentes a cursos universitarios de prestigiosas instituciones como Harvard, Yale, MIT y muchas otras. Estas plataformas impulsaron lo que se conoce como MOOCs (Massive Open Online Courses), permitiendo que millones de personas accedieran a formación de alta calidad sin importar su ubicación geográfica ni su situación económica.

El impacto fue inmediato. Profesionales de todas las edades comenzaron a capacitarse en temas tan diversos como programación, psicología, economía, ciencia de datos o filosofía. Por su parte, los estudiantes de secundaria y universidad hallaron en estas plataformas un complemento ideal a sus clases tradicionales, con recursos interactivos, evaluaciones en línea y retroalimentación automatizada.

Además, estas herramientas se convirtieron en una solución fundamental durante contextos de emergencia, como la pandemia del COVID-19. En ese momento, el e-learning pasó de ser una alternativa moderna a convertirse en una necesidad urgente. Docentes y alumnos debieron adaptarse rápidamente, consolidando así un modelo educativo que, lejos de desaparecer, continúa evolucionando con nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad aumentada.


Beneficios clave del Internet en la educación

Acceso ilimitado a información: Internet y educación

Uno de los beneficios más contundentes que ha traído el uso de Internet en la educación es el acceso masivo e inmediato a información de todo tipo. Donde antes los estudiantes dependían exclusivamente de bibliotecas físicas, hoy tienen al alcance de unos pocos clics un universo de recursos que incluye enciclopedias digitales, artículos científicos, bases de datos académicas, podcasts, tutoriales en video, blogs especializados y bibliotecas virtuales con millones de títulos.

Esta disponibilidad ha transformado la dinámica de aprendizaje. Ya no se trata únicamente de memorizar datos contenidos en un único libro de texto, sino de desarrollar habilidades de búsqueda, análisis y síntesis de información proveniente de múltiples fuentes. En este sentido, el estudiante se convierte en un investigador activo, capaz de contrastar datos, identificar tendencias y construir conocimiento de manera autónoma.

Además, el acceso a esta información no está limitado por el horario de una biblioteca ni por la disponibilidad de ejemplares. Está disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esto es especialmente valioso en zonas rurales o comunidades alejadas de grandes centros urbanos, donde muchas veces el acceso a recursos educativos físicos es limitado o inexistente.

Otro punto clave es la actualización constante de los contenidos. A diferencia de los libros impresos que pueden quedar obsoletos en pocos años, los materiales en línea suelen ser editados y actualizados de manera continua. Esto garantiza que estudiantes y docentes trabajen con información vigente, alineada con los últimos avances científicos y tecnológicos.

Educación personalizada: Internet y educación

Uno de los cambios más innovadores que trajo el Internet a la educación es la posibilidad de personalizar la experiencia de aprendizaje. Esto significa que los estudiantes ya no tienen que adaptarse a un ritmo uniforme, sino que pueden avanzar a su propio paso, reforzar los temas que más les cuestan y profundizar en aquellos que más les interesan.

Este avance es posible gracias a tecnologías como los algoritmos de aprendizaje automático y las plataformas adaptativas. Estas herramientas analizan el rendimiento del estudiante en tiempo real, identifican sus fortalezas y debilidades, y ajustan los contenidos y actividades en función de sus necesidades específicas. Por ejemplo, si un alumno tiene dificultades con álgebra, la plataforma puede ofrecerle más ejercicios y explicaciones hasta que logre dominar el tema.

Además, existen recursos como los videotutoriales, los simuladores interactivos y los cuestionarios personalizados que permiten que cada persona construya su propia ruta de aprendizaje. Esto resulta especialmente útil en contextos de educación inclusiva, donde conviven estudiantes con diferentes niveles de conocimiento, estilos cognitivos y ritmos de estudio.

El resultado es un aprendizaje más eficaz y motivador. Los estudiantes se sienten más involucrados porque perciben que los contenidos están diseñados para ellos, no para un grupo genérico. Esta personalización también mejora la retención del conocimiento, ya que al trabajar desde sus intereses y a su propio ritmo, los estudiantes comprenden mejor los contenidos y los interiorizan con mayor profundidad.

Colaboración y comunicación global: Internet y educación

Otro de los pilares fundamentales del uso de Internet en la educación es la posibilidad de colaborar y comunicarse más allá de las fronteras geográficas. Esta conectividad ha transformado el aula tradicional en un espacio sin muros, donde estudiantes y docentes pueden interactuar en tiempo real, sin importar en qué parte del mundo se encuentren.

Gracias a herramientas como los foros de discusión, las redes sociales académicas, las plataformas colaborativas (como Google Docs o Padlet) y las videollamadas, se ha facilitado enormemente el trabajo en equipo, la tutoría a distancia y la participación en proyectos internacionales. Ya no es extraño que un estudiante en Lima colabore con otro en Madrid o Tokio en una investigación o actividad conjunta. (Internet y educación)

Estas dinámicas fomentan el desarrollo de habilidades blandas esenciales, como la comunicación efectiva, la empatía intercultural y el trabajo colaborativo. También promueven el intercambio de ideas y perspectivas diversas, lo que enriquece la experiencia educativa y prepara a los estudiantes para un mundo cada vez más globalizado.

Además, esta interconexión permite que docentes accedan a comunidades de práctica, compartan materiales, participen en congresos virtuales y se mantengan actualizados en sus disciplinas. La educación, de este modo, deja de ser una experiencia solitaria y se convierte en una red viva de conocimiento compartido.


Desigualdad digital: una brecha aún por cerrar

El problema del acceso: Internet y educación

Aunque el Internet ha transformado radicalmente la forma de enseñar y aprender, su impacto no ha sido uniforme en todas las regiones del mundo. La brecha digital sigue siendo un obstáculo considerable, especialmente en áreas rurales, comunidades indígenas y países en desarrollo. En muchos de estos contextos, el acceso a Internet es limitado, intermitente o directamente inexistente. La falta de infraestructura adecuada, como cables de fibra óptica o torres de señal, impide que miles de escuelas puedan aprovechar los recursos digitales.

Incluso en zonas urbanas, el problema no desaparece por completo. Muchas familias no cuentan con dispositivos suficientes para todos sus hijos o no pueden pagar planes de datos estables. La pandemia de COVID-19 puso en evidencia esta realidad: millones de estudiantes quedaron desconectados del sistema educativo simplemente por no tener una computadora, una tablet o un celular inteligente.

Esta situación amplía las desigualdades existentes. El acceso desigual a herramientas tecnológicas se traduce en menos oportunidades académicas, menos posibilidad de desarrollo de habilidades digitales y, a largo plazo, menos inserción en el mundo laboral moderno. La inclusión digital, por tanto, se ha convertido en una condición fundamental para la equidad educativa del siglo XXI.

Educación pública vs. privada: Internet y educación

Una de las dimensiones más notorias de la desigualdad digital se refleja en la comparación entre la educación pública y la privada. En general, las instituciones privadas suelen tener mayores recursos económicos para invertir en infraestructura tecnológica, redes WiFi potentes, laboratorios de informática, y licencias para plataformas educativas. Además, los estudiantes de estas instituciones suelen provenir de hogares con acceso constante a Internet y dispositivos adecuados.

Por el contrario, muchas escuelas públicas enfrentan graves limitaciones presupuestarias que les impiden mantenerse al día con los avances tecnológicos. En algunos casos, aún se utilizan equipos obsoletos o inexistentes, y los docentes deben recurrir a soluciones improvisadas para integrar las TIC en el aula. En el mejor de los escenarios, solo una parte del alumnado puede conectarse a clases virtuales o acceder a plataformas digitales de aprendizaje.

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Esta disparidad tiene consecuencias concretas en los aprendizajes. Mientras algunos estudiantes tienen clases interactivas, acceso a simuladores, bibliotecas digitales y retroalimentación constante, otros apenas pueden recibir guías impresas o conectarse una vez a la semana, si acaso. El resultado es una educación a dos velocidades, en la que las oportunidades futuras están condicionadas por el tipo de institución a la que se accede.

El desafío actual consiste en cerrar esta brecha. No basta con implementar tecnología: es necesario hacerlo con una visión inclusiva, equitativa y sostenible, que contemple tanto el acceso como la formación docente y el acompañamiento a los estudiantes más vulnerables.


Cambios en el rol del docente

De transmisor a facilitador: Internet y educación

El avance del Internet en el ámbito educativo no solo ha transformado los métodos de enseñanza, sino que también ha redefinido profundamente el papel del docente. En el modelo tradicional, el profesor era la figura central que transmitía el conocimiento. Su rol principal era exponer contenidos que luego el estudiante debía memorizar o aplicar de forma lineal. Sin embargo, con la masificación del acceso a la información a través de Internet, esta lógica ha cambiado.

Hoy en día, el docente ya no es la única fuente de saber. Los estudiantes pueden consultar libros, videos, foros, podcasts, clases grabadas y cursos completos desde cualquier parte del mundo. Esto no significa que el profesor pierda importancia, sino que asume un nuevo perfil: el de facilitador del aprendizaje. Su tarea es ahora guiar, orientar, acompañar y ayudar a sus alumnos a desarrollar un pensamiento crítico frente a la sobreabundancia de datos. (Internet y educación)

Este nuevo enfoque promueve una educación más activa, donde los estudiantes investigan, debaten, crean proyectos y construyen su propio conocimiento. El docente se convierte en mediador pedagógico, capaz de seleccionar recursos pertinentes, plantear desafíos intelectuales y fomentar habilidades para el siglo XXI, como la colaboración, la creatividad y la resolución de problemas.

Este cambio también demanda nuevas competencias profesionales. La vocación docente se amplía y se enriquece, pero también exige una mayor preparación para trabajar con entornos digitales, herramientas interactivas y metodologías innovadoras. En otras palabras, el profesor del presente ya no puede limitarse a repetir lo que sabe, sino que debe renovarse constantemente para ser guía en un mundo en transformación.

Capacitación y actualización permanente: Internet y educación

Para poder desempeñar este nuevo rol, es imprescindible que los docentes reciban una formación continua y pertinente en tecnología educativa. La capacitación no puede ser algo eventual o voluntario, sino parte estructural del desarrollo profesional. Necesitan aprender a utilizar plataformas de gestión de aprendizaje, crear contenidos digitales atractivos, evaluar en línea, integrar recursos multimedia y adaptar sus metodologías a diferentes contextos tecnológicos.

Este proceso, sin embargo, no siempre cuenta con el respaldo necesario. En muchos países, las políticas públicas aún no garantizan programas de formación docente actualizados ni accesibles para todos. Los cursos suelen ser esporádicos, mal remunerados o de baja calidad, lo que dificulta una implementación real y efectiva de las tecnologías en el aula.

Además, el ritmo de cambio tecnológico es tan acelerado que incluso los profesores capacitados deben actualizarse constantemente. Lo que hoy es una herramienta novedosa, mañana puede quedar obsoleta. Esto exige no solo formación técnica, sino también un acompañamiento institucional que permita experimentar, equivocarse, reflexionar y compartir buenas prácticas entre colegas.

La transformación digital de la educación solo será posible si va acompañada de una transformación del sistema de formación docente. Invertir en los educadores es clave para garantizar que las oportunidades del Internet lleguen efectivamente a los estudiantes. Un docente capacitado no solo mejora su desempeño profesional, sino que multiplica el potencial de aprendizaje de toda su comunidad educativa.


Educación virtual: ¿sustituto o complemento?

La irrupción del Internet en la educación ha generado un debate profundo sobre su papel dentro del sistema educativo. ¿Debe considerarse una herramienta complementaria o puede, eventualmente, sustituir los modelos tradicionales? Esta pregunta ha cobrado mayor relevancia tras experiencias como la pandemia, donde millones de estudiantes pasaron de las aulas físicas a entornos completamente virtuales. La respuesta no es única ni definitiva, pero lo cierto es que el panorama educativo ha cambiado para siempre.

Modelos híbridos: Internet y educación

El modelo que mezcla clases presenciales con recursos virtuales ha demostrado ser el más efectivo. Este enfoque híbrido permite combinar lo mejor de ambos mundos: la interacción cara a cara y la flexibilidad digital.

Los modelos híbridos no solo son una tendencia, sino una necesidad para adaptar el aprendizaje a los tiempos actuales. La presencialidad sigue siendo clave en el desarrollo social y emocional de los estudiantes, mientras que la virtualidad aporta acceso a información actualizada, recursos interactivos y oportunidades de personalización del aprendizaje.

Un estudiante puede, por ejemplo, asistir a una clase teórica en su centro educativo por la mañana y reforzar el contenido en casa mediante plataformas como Khan Academy o YouTube educativo. Asimismo, los docentes pueden enviar actividades, foros de discusión o evaluaciones en línea, lo que facilita la retroalimentación continua y reduce la rigidez de los esquemas tradicionales. (Internet y educación)

Además, los modelos híbridos son especialmente útiles en contextos donde las infraestructuras educativas son limitadas o las distancias geográficas complican el acceso. Por ejemplo, un estudiante en una zona rural puede asistir presencialmente algunos días a la semana, mientras que el resto del tiempo complementa su formación en línea.

Este tipo de integración, sin embargo, requiere de planificación pedagógica, tecnología accesible y formación docente. No se trata solo de mezclar clases físicas con plataformas digitales, sino de lograr una sinergia que realmente potencie el aprendizaje.

Universidades 100% online: Internet y educación

Hoy existen instituciones que ofrecen carreras universitarias completamente en línea, lo que amplía las posibilidades para quienes no pueden asistir presencialmente por razones económicas o geográficas.

Las universidades virtuales han transformado la manera en que muchas personas acceden a la educación superior. Plataformas como Coursera, edX o incluso universidades como la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja) y la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) ofrecen títulos oficiales con todas las garantías académicas, sin necesidad de asistir a un campus físico.

Este tipo de modalidad es especialmente útil para adultos que trabajan, padres o madres de familia, personas con movilidad reducida o habitantes de zonas alejadas de los centros urbanos. Para ellos, la educación online representa una puerta que antes simplemente no existía. (Internet y educación)

La flexibilidad horaria es una de las principales ventajas. El estudiante puede organizar su tiempo según sus posibilidades, sin renunciar a sus responsabilidades laborales o personales. Además, estas plataformas suelen contar con herramientas que fomentan la autonomía, la autoevaluación y la comunicación asincrónica con tutores.

No obstante, el desafío sigue siendo garantizar la calidad académica, la evaluación efectiva y el sentido de comunidad. El aprendizaje no ocurre solo en los contenidos, sino también en la interacción social. Por eso, las universidades 100% online deben innovar constantemente en estrategias para mantener el compromiso y la participación del alumnado.


El impacto en niveles educativos distintos

El uso del Internet como herramienta educativa no afecta de la misma manera a todos los niveles de enseñanza. Las necesidades, habilidades y capacidades de los estudiantes varían según su etapa formativa, por lo que también deben hacerlo las metodologías digitales. Lo que puede ser útil en una universidad, podría resultar ineficaz o incluso perjudicial en un jardín de infancia si no se utiliza con los criterios adecuados.

Educación básica: Internet y educación

En los niveles iniciales, el uso de Internet debe estar acompañado por una supervisión responsable. Juegos educativos, videos y actividades interactivas pueden ser herramientas valiosas si se usan con criterio.

Los niños y niñas de educación inicial y primaria aún están desarrollando habilidades cognitivas, emocionales y sociales básicas. Por ello, el acompañamiento de adultos, ya sean docentes o familias, es imprescindible. Las tecnologías deben estar al servicio del juego, la creatividad y el descubrimiento, no del consumo pasivo de pantallas.

Recursos como cuentos interactivos, aplicaciones de alfabetización o plataformas de matemáticas lúdicas pueden enriquecer el aprendizaje, pero siempre dentro de un marco de tiempo limitado y bien planificado. La supervisión debe ser constante, no solo para guiar el uso de las herramientas, sino también para evitar contenidos inapropiados o sobreexposición digital.

Además, la conexión emocional sigue siendo clave. La relación con los maestros, los compañeros y el entorno físico del aula juega un papel vital en la formación de la identidad infantil. Por ello, en la educación básica, el Internet debe verse más como un recurso complementario que como una solución total.

Educación media y superior: Internet y educación

En estas etapas, el uso autónomo de Internet es más común. Se fomenta la investigación, el debate digital y la resolución de problemas mediante tecnologías colaborativas.

Los adolescentes y jóvenes universitarios tienen un mayor grado de madurez y, por tanto, mayor capacidad para gestionar sus propios procesos de aprendizaje. En estos niveles, el Internet se convierte en una herramienta poderosa para fomentar la autonomía, el pensamiento crítico y el trabajo en equipo.

Los proyectos colaborativos en línea, los foros de discusión académica, las plataformas de investigación como Google Scholar o JSTOR, y los laboratorios virtuales permiten que los estudiantes vayan más allá de lo que ofrece un libro de texto. Incluso pueden interactuar con expertos o colegas de otras partes del mundo, ampliando su horizonte intelectual.

Sin embargo, también es importante fomentar habilidades de gestión del tiempo, organización y filtrado de información. No basta con tener acceso a Internet: hay que saber cómo usarlo de manera efectiva y ética en contextos académicos.


Riesgos y desafíos del Internet en la educación

El uso de Internet en la educación conlleva numerosos beneficios, pero también presenta una serie de riesgos que no pueden ser ignorados. Desde la sobreexposición digital hasta la dificultad para discernir información veraz, estos desafíos requieren atención por parte de familias, docentes y autoridades educativas.

Sobrecarga de información: Internet y educación

Uno de los principales peligros es el exceso de contenido, lo que puede generar desinformación o confusión. El pensamiento crítico y la alfabetización digital son esenciales.

Vivimos en una era de saturación informativa. Cada búsqueda en Internet puede arrojar millones de resultados en segundos, muchos de los cuales son poco confiables o directamente falsos. Para un estudiante sin criterios de validación, esta abundancia puede ser más un obstáculo que una ventaja.

Por eso, enseñar alfabetización digital es clave. Saber identificar fuentes confiables, contrastar datos, entender el contexto de la información y reconocer noticias falsas son habilidades imprescindibles en la educación del siglo XXI. No se trata solo de “navegar”, sino de “navegar con criterio”.

Las instituciones educativas deben incorporar estas competencias en su currículo, además de capacitar a los docentes para que puedan orientar a sus estudiantes en el uso responsable de la información. El pensamiento crítico ya no es una competencia deseable, sino urgente.

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Distracciones y pérdida de concentración

El uso del Internet también expone a los estudiantes a redes sociales, juegos o contenidos no educativos, afectando su rendimiento académico si no se gestiona con responsabilidad.

La misma herramienta que permite acceder a bibliotecas digitales o asistir a clases virtuales es la que también ofrece acceso ilimitado a TikTok, videojuegos, memes o notificaciones constantes. Esta dualidad puede provocar que el entorno digital se convierta en una fuente continua de interrupciones.

Estudios recientes han demostrado que la multitarea digital afecta negativamente la concentración y la retención de información. Por eso, tanto en casa como en las aulas, es importante establecer reglas claras de uso del Internet durante las sesiones de estudio o clases en línea.


La inteligencia artificial y el futuro educativo

Chatbots y tutores virtuales

La integración de IA en la educación permite el desarrollo de asistentes inteligentes que resuelven dudas, sugieren recursos o evalúan el progreso en tiempo real.

Análisis de datos para mejorar la enseñanza

Las plataformas digitales recolectan grandes volúmenes de datos que, bien analizados, permiten mejorar el diseño de los programas educativos y adaptar estrategias pedagógicas.


Conclusión: Internet y educación

La relación entre Internet y educación es uno de los fenómenos más relevantes del siglo XXI. Si bien ha transformado radicalmente la forma de enseñar y aprender, aún existen desafíos que deben ser abordados de manera colectiva: desde la capacitación docente, hasta la superación de las brechas digitales. Apostar por una educación conectada, inclusiva y crítica no es una opción, sino una necesidad en un mundo donde el conocimiento evoluciona a la velocidad de un clic.


Preguntas frecuentes: Internet y educación

1. ¿Cómo ha cambiado el rol del docente con la llegada de Internet?
El docente ha pasado de ser el transmisor principal de conocimiento a un facilitador que guía y orienta en el uso crítico de los recursos digitales disponibles.

2. ¿Qué es la brecha digital en educación?: Internet y educación
Es la desigualdad en el acceso a Internet y tecnología entre estudiantes, lo que genera diferencias significativas en la calidad de la educación recibida.

3. ¿Qué beneficios ofrece el e-learning frente a la educación tradicional?: Internet y educación
Flexibilidad horaria, acceso global, personalización del aprendizaje y disponibilidad de recursos actualizados en tiempo real.

4. ¿Qué riesgos existen al usar Internet en la educación?: Internet y educación
Desinformación, distracción, ciberacoso, dependencia tecnológica y sobrecarga de información sin criterio de filtrado.

5. ¿El aprendizaje virtual puede reemplazar totalmente al presencial?
No del todo. Aunque ofrece grandes ventajas, la interacción humana y el aprendizaje emocional siguen siendo elementos clave en la formación integral.


Enlaces externos: Internet y educación


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